Por Philippe Pinto – Director de Life Science Industry en Europa
¿Quién no ha oído hablar de las pruebas PCR? El diagnóstico in vitro (DIV) en general y el analizador, en particular, han jugado un papel clave en la sociedad, al ser pruebas no invasivas que se realizan sobre muestras biológicas (sangre, orina o tejidos) para diagnosticar o excluir enfermedades. La Covid-19 ha puesto al DIV en el centro de atención y las pruebas de diagnóstico son, desafortunadamente, algo habitual en nuestras conversaciones. Los profesionales del DIV ya sabían que un diagnóstico precoz puede marcar la diferencia; que el diagnóstico correcto puede ser decisivo. Ahora todos lo sabemos. En este contexto, no es de extrañar que un objetivo clave para el DIV y los analizadores en particular, sea proporcionar resultados rápidos y precisos. La manipulación adecuada de fluidos en estas técnicas juega un papel fundamental en la consecución de la velocidad y precisión deseadas. Dado que el manejo de fluidos involucra muchos componentes críticos que se interrelacionan entre sí, es vital involucrar a un socio tecnológico experto, capaz de proporcionar soluciones probadas para todo el sistema en las primeras etapas de desarrollo. Y ese es SMC.
En el campo de los analizadores
Definamos qué es un analizador. Se trata de un instrumento o dispositivo que realiza análisis químicos en muestras o flujos de muestras para proporcionar valores hematológicos (por ejemplo, recuento de glóbulos rojos, concentraciones de hemoglobina) o para determinar la concentración de analitos (por ejemplo, colesterol, glucosa). Esta capacidad ayuda al diagnóstico y tratamiento de enfermedades como por ejemplo, diabetes, enfermedades infecciosas, anemia, deficiencias autoinmunes, cáncer, hepatitis, la prueba de drogas del VIH/SIDA…, y, por supuesto, la Covid-19.
Hay tres tipos comunes de analizadores:
• para pruebas de laboratorio clínico
• para pruebas en el punto de atención al paciente y
• para el autodiagnóstico
Optimizar la manipulación de fluidos, clave para garantizar la velocidad, repetibilidad y precisión deseadas
Cualesquiera que sean las tecnologías de análisis, como por ejemplo, química clínica, hematología, análisis de orina por inmunoensayo, ADN, biología, molecular, el sistema de manejo de fluidos (líquidos o gases) tiene una importancia crítica ya que contribuye a garantizar la velocidad, repetibilidad y precisión deseadas de un analizador. Estos complejos sistemas se encargan de la extracción de las muestras, la mezcla con los reactivos, la introducción en el analizador y finalmente el lavado de su propio circuito. En este contexto, es fundamental seleccionar un proveedor de confianza con una completa y probada gama de soluciones.
El reto de abordar la velocidad y la repetibilidad
Uno de los principales desafíos técnicos de la manipulación de fluidos es la interacción entre las distintas funciones. Este hecho crea una situación en la que un aumento de la velocidad podría poner en peligro la repetibilidad. La combinación de velocidad y presión sobre el fluido puede afectar a la precisión de la prueba, ya que la velocidad aumenta el riesgo de generación de burbujas o de turbulencias que afectan a la repetibilidad. La selección de los componentes de diseño optimizado con, por ejemplo, la minimización del volumen muerto, o la optimización de la topología del circuito, minimiza estos problemas sin dejar de lado la elección del material adecuado que sea compatible con el fluido.
Prevenir la no contaminación de la muestra con el control de fluidos adecuado para ayudar a mejorar la velocidad y la confiabilidad del analizador.
En un analizador, la válvula de aislamiento controla la función de encendido/apagado y la dirección de la trayectoria del flujo para diferentes funciones, desde el circuito de muestreo de fluidos hasta el circuito de la línea de residuos. Esta válvula gestiona el flujo de lejía o solución salina de lavado que limpia los tubos del equipo de ensayo, así como las sondas finales de las pipetas y las bombas, antes de que se pueda analizar una nueva muestra. Por lo tanto, es vital minimizar el volumen muerto para garantizar que no haya contaminación.
La característica más importante de las válvulas de aislamiento es que el cuerpo de accionamiento de la electroválvula está separado del área del fluido por un diafragma de EPDM, FKM o FFKM, para mitigar el riesgo de contaminación del fluido. Además, el espacio entre la cámara interna de la válvula y el paso del flujo está construido a propósito para minimizar el volumen muerto, en el que trazas de productos químicos podrían pasar al flujo del fluido de la siguiente prueba cuando la válvula se cierra y se vuelve a activar.
El paso de flujo interno de una válvula de aislamiento de SMC destaca por sus superficies lisas, que evitan la generación de burbujas y otros problemas de flujo. SMC ofrece soluciones probadas y de alta calidad con un gran volumen interno, todas ellas respaldadas por equipos de ventas especializados. Disponemos de una amplia gama que abarca muchas opciones y tamaños. Una de las principales características de las válvulas de aislamiento de SMC es el bajo consumo de energía para evitar cualquier transferencia de calor al fluido.
Garantizar la repetibilidad, la ausencia de contaminación, la eficacia de la mezcla y la dosificación de fluidos mediante un bloque acrílico personalizado
Un bloque acrílico es un bloque multicapa adherido, y equivale a una placa de circuito impreso, pero para fluidos. Garantiza que la muestra y el reactivo se introduzcan en el analizador en la proporción adecuada. Esta solución es preferible a las conexiones de tubo a tubo para los analizadores de alto rendimiento, ya que ofrece muchas ventajas. Por ejemplo, un bloque acrílico reduce, en gran medida, el número de juntas, combatiendo así problemas comunes del analizador como fugas y manipulación de tubos, lo que da como resultado una mejor repetibilidad.
Estas soluciones también reducen el tamaño total del conjunto fluídico, ahorrando espacio en un analizador muy saturado. Otra ventaja es la posibilidad de realizar una fácil inspección visual para verificar, por ejemplo, si hay contaminación en el recorrido del flujo.